En 1963, Jean Leon llegó a Cataluña para fundar una bodega con un claro objetivo: buscar el vino perfecto. En pleno Penedés, adquirió las mejores tierras de la zona y plantó Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Chardonnay. Estas cepas nunca habían sido plantadas en el lugar por lo que, como el buen emprendedor que había sido, siguió adelantándose a los demás y fue el precursor del concepto Cru o Single Vineyard, también conocido como vinos de finca.
Pero hasta este importante momento, Jean Leon había sido un incansable luchador que tenía la ambición de llegar a ser alguien en el mundo, y sabía que con esfuerzo y trabajo llegaría a obtener lo que deseaba.
Todo comenzó en la ciudad de Santander donde nació Ceferino Carrión, nombre de pila del que posteriormente sería conocido como Jean Leon. Tras una infancia complicada, y debido a un fuego que destruyó las posesiones de sus padres, la familia se trasladó a Barcelona.
Pero Ceferino no se resignó en ningún momento, ya que prácticamente sin recursos, con 19 años decidió conocer mundo y emprendió una travesía, que posteriormente sería el viaje de su vida. Primero llegó a París y de ahí las circunstancias le llevaron a Nueva York en un barco en el que viajaba como polizón.
Una vez en Estados Unidos se trasladó a Hollywood, y tras alistarse en el ejército fue cuando decidió adoptar el nombre de Jean Leon. En esta ciudad su suerte cambió de forma radical consiguiendo un puesto de trabajo en Villa Capri (restaurante propiedad de Frank Sinatra), lugar en el que conoció a la farándula cinematográfica del momento y entabló una fantástica amistad con el actor James Dean.
No obstante, el verdadero trampolín que catapultó a Jean Leon hacia la fama fue la creación, junto a James Dean, de lo que querían que fuera “el restaurante más prestigioso de Hollywood”. En 1956 fue inaugurado “La Scala” que poco a poco se convirtió en el lugar habitual de reunión de figuras tan importantes como Jonh Fitzgerald Kennedy.
Aunque Jean Leon ya estaba en la cima del éxito, el afán de superación de este incansable hombre le llevó de vuelta a España con el objetivo de crear un vino que llevara su nombre. Así es como empezó la historia de la vida de este apasionante personaje y así termina. Una vez su bodega estuvo bien asentada y bajo las manos de su amigo Miguel Torres, decidió lanzarse a la mar para vivir los últimos días de su apasionante y singular vida.
En la actualidad, las “Bodegas Jean Leon” siguen manteniendo la esencia de su fundador bajo las manos de Mireia Torres, la cual pertenece a la quinta generación de esta familia. La clave de su éxito es elaborar vinos con personalidad única, lo que consiguen mediante un control exhaustivo de todas las partes del proceso y primando el cuidado del entorno como un factor más que favorece la obtención de los mejores vinos en su clase.
Este año se celebra el 50 aniversario de la fundación de la bodega y desde “Gestiones del Vino” hemos querido homenajear a su carismático fundador con este relato de su vida. Les deseamos que tengan como mínimo otros cincuenta años de éxito.